La crisis del coronavirus ha engendrado múltiples y creativas modalidades de “ladronismo”, hurto, atraco y cuanta triquiñuela exista para engañar y abusar de la ingenuidad del ciudadano corriente en todo el Planeta.
Desde el “man” que se camufla de “hacker” para ingresar a sus cuentas de internet hasta aquel “cuenta gotas” que toquetea la puerta de su casa, simulando ser vendedor de fortunas, o de exquisitos menjurjes (autodenominados “el mojicón de tienda”, “cubanos” colombianos, “roscón” con bocadillo…)
Los atracadores informáticos aprovechan el “pánico pandémico” para infectar los dispositivos de su PC y sustraer (con alta tecnología) las credenciales de sus cuentas bancarias, o las de sus datos privados, entre otras “mañas” eficientes.
Incluso, el “raponero de a pie”que aguanta /hambre/sed/necesidades/acosado por la escasez/ que se ve abocado a infringir la ley del Presidente Duque (vigente desde el pasado 25 de marzo) y sale a la calle, para rebuscarse el sustento como lo hacía antes y después de la Pandemia. Son numerosas y muy diversas, las modalidades identificadas de “raponazo in-situ” (es decir, “a domicilio”), miren:
Los que tocan la puerta, encubiertos con el “tapa bocas”, y esgrimen un fajo de recibos de pago y/o de servicios públicos ante su nariz.
Otros amenazan con la Tablet Portátil, o con una pequeñísima pantalla del celular en la que se observa un texto borroso.
Acompañados de niños o mujeres se cuelan disfrazados como “saltimbanquis”, derechito a la cocina, la sala, comedor, alcobas, sanitarios, lavaplatos, … dotados con máscaras de oxígeno solicitan acceso a las viviendas, simulando la forma cómo brincan los virus a su garganta… atracan y roban.
Otras veces manifiestan la necesidad de fumigar o de esculcar rincones, cajas, closets, armarios, trastos y lavaplatos, en busca del virus …las víctimas son selectivas: ancianos, minusválidos, enfermos griposos, adultos mayores, niños. ¡Ojo! Pues con esta Peste…